En la práctica 1 hablé sobre la urbanización donde veraneo que se llama Vilanova, esta urbanización tiene 50 chalets distribuidos en cuatro calles conectadas con la principal que lleva al club social, a la piscina y al frontón. La gran mayoría de casa son de los primeros propietarios y van siendo heredadas, por eso nos consideramos una familia grande allí, al conocernos de toda la vida. La cuestión es que a lo largo de los 40 años que tiene la urbanización, cada uno ha ido reformándose sus chalets, añadiendo o quitando habitaciones, cambiando las puertas y ventanas y modernizándolas. Cabe añadir que todas las casas son exactamente iguales, con la misma distribución. Pero, cada vez se van pareciendo menos unas de otras.
Este me pareció un tema interesante del cual podía reflexionar ya que estas navidades subimos casi todos a pasar la Nochevieja juntos en el club social, y por la tarde unos amigos de los padres dijeron que se habían reformado todo el interior de la casa. Por lo que, como buenos cotillas que somos, cuando nos dijeron si queríamos echar un vistazo, nadie se negó y allá fuimos todos.
Siendo sinceros la casa estaba muy chula y era muy moderna, pero había cambiado tanto que no parecía la misma a pesar de haber mantenido una gran parte de la distribución.
Al salir, mi prima y yo nos miramos pensando lo mismo, y le dije: esta chula pero no me gusta porque para nada me transmite lo que me transmite nuestro chalet «antiguo» y rústico de campo a pesar de los pequeños retoques. Y ella afirmó y me dijo exactamente lo mismo. Aquel chalet con la reforma había perdido todo el encanto que tienen los chalets. Quizás no me esté explicando bien del todo porque no se que palabras usar para definir la sensación de chalet de campo que sentimos cada verano que vamos allí, con la chimenea las puertas de madera etc.
En conclusión, las personas se modernizan las casas por la estética y en mi opinión, se ha de tener en cuenta mucho más.